lunes, 15 de marzo de 2010

PROMETIDO VIOLETA

Bajada Sargento Cabral, caminábamos juntos por Rosario, como en los viejos tiempos, jo! Cuanto hacía de aquello! Yo iba feliz, ella creo que también. Íbamos recordando los tiempos juntos, recordamos lo divertido que era todo y evaluábamos las repercusiones de volver a estar juntos, ella decía que lloraría al terminar el acto sexual, yo le decía que no y así llenos de algo parecido al amor pisábamos los adoquines que daban al río. Perpendiculares, nosotros, casi agarrados de la mano pero no, nos reíamos sin parar de lo pasional que éramos. “Lo recuerdo como una gran telenovela” decía ella, y al rato miró una ventana que daba a la fuente de la mismísima calle que transitábamos. La casa era divina, de los tiempos del sunderland, de los buenos tiempos del puerto, de esos tiempos que no vivimos, nos encantaba lo que venía de tiempos en los que no existíamos. Ja! bueno, el hecho es que mirando aquella bendita ventana me dijo: “Ahí quiero vivir… algún día voy a vivir ahí, si si,,,” yo inmediatamente me reí y le dije que podríamos vivir juntos, que también había flashiado con esa casa y ese asunto de la ventana. Y ahí, casi llegando a la Fuente de las Utopías hicimos el pacto. “Dentro de diez, quince años, nos mudamos. ¿Prometido?,
Prometido Violeta

lunes, 15 de febrero de 2010

cuando no te quedan palabras buscas la de los demás.
No cabe duda. Ésta es mi casa
aquí sucedo, aquí
me engaño inmensamente.
Ésta es mi casa detenida en el tiempo.

Llega el otoño y me defiende,
la primavera y me condena.
Tengo millones de huéspedes
que ríen y comen,
copulan y duermen,
juegan y piensan,
millones de huéspedes que se aburren
y tienen pesadillas y ataques de nervios.

No cabe duda. Ésta es mi casa.
Todos los perros y campanarios
pasan frente a ella.
Pero a mi casa la azotan los rayos
y un día se va a partir en dos.

Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo.

miércoles, 10 de febrero de 2010

LA GUAPA NO ES COMO CUALQUIERA

Se llamaba Soledad y estaba sola
como un puerto maltratado por las olas,
coleccionaba mariposas tristes,
direcciones de calles que no existen.
Pero tuvo el antojo de jugar
a hacer conmigo una excepción
y, primero, nos fuimos a bailar
y, en mitad de un "te quiero" me olvidó.
De Esperanza no tenía más que el nombre
la que no esperaba nada de los hombres,
coleccionaba amores desgraciados,
soldaditos de plomo mutilados.
Pero quiso una noche comprobar
para qué sirve un corazón
y prendió un cigarrillo y otro más
como toda esperanza se esfumó.
Por eso, cuando el tiempo hace resumen
y los sueños parecen pesadillas,
regresa aquel perfume
de fotos amarillas.
Y, aunque sé que no era
las más guapa del mundo... juro que era
mas guapa, más guapa que cualquiera.
Se llamaba Inmaculada aquella puta
que curaba el sarampión de los reclutas,
coleccionaba nubes de verano,
velos de tul roídos por gusanos.
Pero quiso quererse enamorar
como una rubia del montón
y que yo la sacara de la
"calle de los besos sin amor"
Y, mil años después, cuando otros gatos
desordenan mis noches de locura,
evoco aquellos ratos
de torpes calenturas.
Y, aunque sé que no era
la más guapa del mundo, juro que era
más guapa, más guapa que cualquiera.