viernes, 25 de diciembre de 2009

Navidad

Ayer comencé a pensar algunas cosas, hoy por la mañana al despertarme seguía con ese rollo. Jo! Malditas extremidades que me hacen mover! Maldito calor que hace que transpire! Maldito vos que me mirás como triunfante, maldito el color de sus ojos.

Nunca dominé el deseo asesino que a veces, solo a veces poseo. Anoche en la fiesta miré una persona que solo disfrutaba hablando con una joven, posiblemente su novia, y en un momento me entraron ganas de partirle la crisma de un solo golpe. ¡Con que precaución de ahora más tendría que ir ese tío!. Si fuese él ya me habría salido de la fiesta, pero no, el muy hijoputa se quedaba y seguía moviendo su bocota, llena de dientes que se disparaban para todos lados, siempre odie a las personas que tienen dientes que apuntas hacía afuera de la boca, es algo que me revienta. Yo desde un rincón lo miraba fijo, ni notó mi presencia. ¿Tan poca fuerza en la mirada tenía? Mientras tanto tomaba whisky con un poco de soda y cerveza en un vaso del tamaño de mi cabeza, tranquilamente podía ahogarme en ese vaso, de hecho quería, no aguantaba verlo a aquel tío alardear de sus dotes físicos, mentales y sus tantas amistades que seguramente lo habrían ayudado en algún proyecto decadente del cual hablaba con orgulloso. ¡Como odiaba a aquel tío! Tenía el presentimiento de que en algún momento me pasaría lo mismo con todas las personas de la fiesta. Intenté calmarme y después de un segundo en silencio y sin tomar ni una gota de alcohol me decidí a encararlo y romperle su cabezota contra la pared, abrírsela de par en par he irme triunfante y sin remordimiento. En cada paso, en cada movimiento mi odio hacía aquel insignificante ser aumentaba, lo veía ahí parado con su camiseta nueva, recién planchada, ni una sola gota de vino sobre ella, ni un solo pliegue, ni un solo agujero, su pantalón recto de ese jean más clarito , que siempre, siempre odie, sus zapatos deportivos, esos de muchos colores con cordones redondeados, los odio. Y yo sucio, lleno de cerveza en la camisa que hace poco había adquirido, lleno de grasa en mi carota, caminando sin golpear a nadie pero recto, directamente a él. Tenía una botella de vino en la mano, pensaba partírsela en el mismo momento en el que aquel desdichado pusiera su mirada en mis pequeños y desagradables ojos. Estaba muy cerca de su pantomima, seguía haciéndose el indio, tan bien le salía. Estaba cerca, a punto de cometer el asesinato cuando un extraño sentimiento de bondad vino a mí y no pude hacer nada, me dio tanto asco, me dí tanto asco, había estado horas planeando todo, y de repente no pude, me sentía un inservible, un estúpido, la peor persona del planeta. Salí de la fiesta y me di cuenta que era Navidad, con razón no pude.

lunes, 30 de noviembre de 2009

los últimos textos

Los últimos textos son viejos, es que no puedo sentarme a escribir. Estoy todo el tiempo pensando en vos y ya no sé si eso me gusta o no. Así de Confuso y simple.
Por la ventana el día se asomaba gris, la casa se convertía. Ella desistió de llorar para hacerse cargo de sus torpezas, “perdón” le gritaba una y otra vez, estaba arrepentida del tiempo que le había hecho perder, según decía. Él cansado de escucharla, entre palabras vacías, la agarró por la espalda se la apoyó bien fuerte y en el oído le dijo algo que ella hasta el día de hoy no logra discernir pero que igual la calentó, se mojó al instante, él le levantó la pollera y con el torso en la mesa, ella gritaba mirándose al espejo inmenso que había en la pared, él con los pantalones hasta la rodilla no paraba de meterla y sacarla con fuerza sintiendo como cada vez le costaba menos. Del edificio de enfrente un vecino miraba un poco el gran desempeño del varón, es que los gritos llamaban la atención habría declarado en una mesa de amigos más adelante.
La publicidad sale de la revista, me paga una cachetada, me tira al piso, me coje con toda, me rompe el culo. “DEJAME, DEJAME” le digo bien despacio, bien bien despacio, como para que no duela.
Caminás pegándote al piso, te acabás de levantar. De un momento a otro te llenas de mierda, te llenas de hijos de puta, te dás cuenta que la oportunidad no es para todos, te vas desarmando antes de llegar al living, se te van cayendo las partes obsoletas que usabas de cuerpo, se te van cayendo, se te cae todo. Te arrastras por el piso de madera que ya perdió el brillo, te acercás cada vez más, te duele, no tenés forma de llegar y una vez que llegaste no tenés la más puta idea de porque estas ahí.
Hay que saber bien sobre quien se escribe

sábado, 3 de octubre de 2009

VIOLETA

Para salvarme del gran dilema de relacionarse, apareció Violeta, una muchacha muy bonita de unos 26 años, mantenida por los padres.
La muy puta se acercaba sin decir palabra, venía al acecho, poniendo asechanza. Se acercaba como un tigre hambriento. Necesitaba, ella, que se me pusiera roja. Me sentía yo, como un perro en pleno invierno furioso. Cabezón y lastimero. Ya sabía aullar, era casi un perro de verdad.
Cuando llegamos a su casa, se desnudo instantáneamente. Las noches no se recuerdan en estos casos. No se recuerdan las acciones, solo los actos. Sino ¿Como aguantaríamos la cabeza? ¡A fuerza de pulmón nos ponemos más hijoputa con las horas!
Por un momento nos convertimos en niños(Los niños no conocen la ley).Eso nos enamoraba un poco más.
Violeta siempre quería hacerlo sin hablar.
¡Como le gustaba! Sin embargo no me causaba rechazo, lo hacía con tal gracia que por momentos hasta la envidaba. Ella la pasaba mucho mejor, eso era lo más visible de la relación. Se retorcía para todos lados, se manejaba en los felinos, pasaba de tigre a gato sin escala.
Al terminar casi siempre nos quedábamos tiempo indefinido, hasta dormirnos, mirándonos. Me maravillaba ver las gotas de sudor cayendo de pezón a pezón. Esos momentos hay que disfrutarlos, sin ningún tipo de escrúpulo mental. La miraba de pies a cabeza, los cabellos pegados en su frente resaltaban sus ojos de un color rarísimo, siempre me decía el color que era, yo nunca lo recordaba. A ella le gustaba ver como se me hacía más chiquita pasando las horas, quedaba roja, hinchada, un horror. No se como le gustaba tal cosa, eso si me repugnaba por completo. Pero bueno, era mi cuerpo, muchas cosas no me gustaban de él, para eso la tenía a ella que adoptaba posiciones para que no deje de mirarla.
A la mañana nos despertábamos con el sol en la cara, parecía que habíamos dormido a la intemperie.¡Ni una sola cortina! A ella le fascinaba eso, yo por mi parte hubiese escondido el sol por una o dos horas más. Me levantaba de la cama, ni un poco de intimidad, éramos uno, ni puerta en el baño.
Al terminar de lavarme la cara, seguía teniendo muy mala pinta.
“En una palabra, mientras estas en la guerra, dices que será mejor la paz y después te tragas la esperanza, como si fuera un caramelo, y luego resulta que es mierda pura” Habría leído más adelante. Era justo lo que sentía, salvando las diferencias.
Ella era muy astuta, no se dejaba engañar, sabía que íbamos a estar yendo y viniendo toda la vida.
“No importa que pase en el medio, nos vamos a casar de viejos.” Me decía.
Yo le contaba de mis planes, a veces con palabras otras con acciones, sin dejar de ser cariñoso. Ella muy perceptiva, como siempre, no se dejaba llevar por la suavidad.
Notaba que la amaba pero que por alguna cuestión debía irme.
“Tal vez sea eso lo que busquemos a lo largo de la vida, nada mas que eso, la mayor pena posible para llegar a ser uno mismo antes de morir.”
Sin saber muy bien porque, nos separamos.
Y obviamente que si no hubiese sido por mí, no dudo ni un segundo, ella hubiese estado siempre conmigo. Necesité una frialdad despiadada y un carácter chungo y frío para hacerlo, pero aún hoy defiendo un poco mi alma.
“Ella me regaló tanto cariño que si viniera mañana la muerte a buscarme, nunca llegaría a estar, estoy seguro, tan frío, ruin y grosero como los otros”.
Gracias Violeta.

domingo, 20 de septiembre de 2009

DON ERNESTO

“Yo si puedo cachondear con el porvenir, yo puedo hacerlo, tú no…”
Así, furioso y descreído de todo me hablaba Don Ernesto, un borrachín de unos sesenta y pico de años que se paseaba sin destino junto a las vías de calle Francia, en Rosario. Don Ernesto, según decía, solía caminar siempre por allí, le hacía recordar a su padre y a los años dorados del ferrocarril argentino. Me contaba eufórico que había participado junto a su progenitor de una recordada huelga ferroviaria de 42 días en los 60` contra Frondizi y el Plan Larkin, que igual no había servido para nada, que igual su padre, ferroviario durante toda su vida al igual que él, no había visto el resurgimiento de “Ferrocarriles Argentinos”, había muerto y él, con tan poca suerte desde ese momento, había sido despedido tras emborracharse al trabajar en varias oportunidades. ¡Que buena carga de gin traía aquel cabrón en la sangre!, se le notaba en las venas que de alguna manera se les escapaban de la piel. Me contaba de la gran fatiga de la existencia y del hecho de fracasar-triunfar y ser un Don Nadie. A mí parecía un tipo brillante y al mismo tiempo un pasatiempo increíble mientras algún taxi llegaba a mí.
Juntos desde las vías del tren miramos hacía el río, tapado hoy por una suerte de “modernidad arquitectónica.” Al quía no le gustaba nada esto. Se quejaba muchísimo.
Rezongaba, que querían robarnos el río, a nosotros, la plebe.
“Muchacho, ¿no entiendes lo que pasa aquí? Quieren robarnos hasta el condenado sol, quieren dejar todas las bellezas de este mundo a cargo de burgueses sin corazón.”
Y luego me daba la espalda y llevaba a cabo flor de monólogo.
“Los jóvenes tienen tanta prisa siempre por ir a hacer el amor…para divertirse, que en materia de sensaciones no se lo piensan dos veces -y susurraba a nadie- habría que saber por qué se empeña uno en no curar la soledad…”
Volvía a mirarme y me preguntaba.
“¿No es como vivir en un mediodía eterno? Por eso me gusta tanto la noche y la disfruto como…”
No terminaba las ideas, me costaba mucho saber a donde quería llegar. Típica charla de borrachos. Básicamente pensaba que los jóvenes solo pensábamos en follar, que no veíamos como el mundo se caía a pedazos, como se contaminaba todo, como se llenaba de mierda. Y luego se contradecía.
“Mejor que nos tapen todo. ¿ Qué queremos ver? ¿Mierda liquida? –se lamentaba llorisqueando- Río marrón, completamente sucio. La diarrea de Dios. El tirano siente hastío de la obra que representa mucho antes que los espectadores…nosotros, seres tan innobles.”
Seguía sin comprender bien a donde quería llegar, lo que me gustaba era como lo decía. No sabía bien lo que salía de su bocota pero me enamoraba esa forma poética de referirse a la mierda y al fracaso, me hacía acordar a gente que había leído.
Me hizo entender de alguna manera que la noción de progresismo estaba en crisis, yo de alguna otra ya lo sabía. Hemos heredado esa evolución contradictoria, decía una y otra vez. Y volvía a caer en el ejemplo de los grandes edificios que sobresalían al cruzar el parque y la vía, Nombraba a Le Courbusier, gritaba “Wright” y se le escapaban comparaciones con una lejana “casa buque”.
Era obvio que Don Ernesto detestaba la mayoría de las cosas que estaban en la tierra, que no sabía que hacía aquí, no sabía porque se empeñaba en seguir vivo. Yo le pregunté y él me contestó.
No me quedé seguro, ni siquiera entendí del todo la respuesta, pero al alejarme en taxi, me di vuelta y lo encontré a él, también alejándose. Estaba parado en el mismo lugar donde lo encontré, entre un alambrado destrozado y las vías del tren, unos pantalones de vestir color crema que talvez nunca se cambió, un pulóver apolillado, una camisa desteñida que apenas se asomaba y una boina que casi siempre llevaba en la mano.


(Ahí me di cuenta que lo único que sabía era que Don Ernesto no era un Don Nadie, sino que era Don Ernesto y no paré de sonreír hasta llegar a casa y escribir el principio del encuentro.)

domingo, 30 de agosto de 2009

viaje al principio del día

Turismo rural, de aquellos de Melincué, le robamos a Goncourt las palabras de la boca. “Tocaté un tango lerdo y triste…que quiero llorar” decía el abuelo Roberto casi recitando, caminaba de un lado para otro después de cenar y se perdía en el terciopelo azul que cubría la casa. Volvía melancólico, se iba a ver los animales que compartían junto a él el rocío reconfortante de medianoche, le mojaba la cara, le gustaba pensar que eran lagrimas y más lagrimas de sus antepasados, se empapaba de dolor y alegría decía él muy orgulloso de su hallazgo , todos sabíamos que era solo agua, pero lo dejábamos seguir, era lindo escucharlo hablar borracho, tenía cierto valor de cangrejo en esos momento. Se convertía en un gran anecdotista y a la mañana siguiente volvía ser normal, pero sus ojos seguían como siempre, llorosos.
Yo me levantaba a las nueve de la mañana casi siempre, diez años tenía aproximadamente, recuerdo que corría a dorarme la piel apenas abría los ojos, primero me fijaba que por la ventana se filtraba luz y luego corría a la puerta, a esa hora obviamente el campo estaba en plena actividad, mis tíos no paraban de trabajar. Era muy lindo ver todo eso en funcionamiento, en buen estado, pero yo realmente no valoraba toda ese olimpo a mi alrededor, es que la belleza es como el alcohol, cuando uno se acostumbra deja de prestarle demasiada atención.
Me acuerdo que me perdía entre los chanchos. Con precaución de asesinato los bordeaba, pisaba su mierda y los veía comer. Mi abuela y mi madre, siempre tan atentas, se alteraban un poco al no encontrarme para almorzar, trance de tontería sufrían aquellas mujeres, era difícil sacarlas de ahí. Recuerdo que gritaban mi nombre por todo las hectáreas de césped que poseíamos y yo como un mini Celine, me alejaba de todo. Tenía un problema, quería todo el tiempo conocer nuevos lugares, obviamente en ese momento necesitaba encontrar un bosque o simplemente una vaca media distinta a las demás para cumplir mi cometido, luego con el tiempo eso fue cambiando y tuve y tengo que buscar mucho más para conformarme.
Me acuerdo que almorzábamos en una cocina que tenía mucho olor a campo, no me preguntes como era, pero lo recuerdo como una mezcla, de huevo, gallinas, queso, vino tinto, polvo que levantaba la camioneta de mi tío y talvez a mora también, había un árbol sobre la casa y yo creo, ayudaba al aroma. Siempre se charlaba en tonos muy altos, los gringos suelen gritar todo el tiempo sin estar enfadados, de hecho cuando se enfadan ni hablan, raro mecanismo de defensa, yo no lo entendía, igual lo respetaba. El hecho era que yo no lograba entender nada en la conversación, las voces se sobreponían y hasta muchas veces había más de 3 conversaciones en la misma mesa, lo acogedor y confortante de esto era el sonido de la voz de cada uno y hasta de todos al unísono, cada uno tenía un tono muy personal y cariñoso. Las ideas también se tomaban vacaciones en la mesa, pero eso le daba un tono atontado a la conversación que me daba mucha gracia, pues el vino también afectaba el mediodía.

viernes, 14 de agosto de 2009

oliscando entre la basura me doy cuenta lo parecido que somos,
ella y todos nosotros.

DILUVIO CRÓNICO

Volvía con los cabellos envueltos en grasa,
remitiéndome hacía la persona social.
Una suerte de esperma veloz
y un desanimado corazón empedernido.
Conque sabiendo mis atributos
me reincorporé al montón de opiniones premeditando
otra salida, otro escape furtivo,
otro simulacro cobarde.

Volver a casa, filosofar,
que de una u otra manera
es tener el mayor de todos los miedos .

Para ellos el diluvio que me abominaba
era la seguridad, seguridad duradera.
Diluvio en suspenso,
sistema abominable de coacciones
en forma de ladrillos, pasillos
y hasta una manada feroz de personas.
No hay salida ni escape furtivo,
no hay simulacro cobarde

ni carrusel.

LA ÚLTIMA RAZÓN PARA SEGUIR AMANDO

El final de las cosas que nunca conoceremos,
el final de todas las calles del mundo,
el final o el principio de una ciudad,
el final o el principio del amor,
el final de todos los libros,
el final de discos interminables,
el final de todas las canciones,
el final de obras de artes,
la última sílaba de todas las palabras,
la última silaba que canta cada persona,
la última razón para seguir amando,
la última forma de salvar al mundo,
el último día de la vida de alguien,
el holocausto del planeta,
el holocausto de nuestros nietos,
los pedazos de cielo que le robamos
e innumerables cosas que no sabremos jamás.

domingo, 2 de agosto de 2009




No entiendo aún como alguien puede llegar a esta inmensa y aterradora obra de arte.

sábado, 25 de julio de 2009

viejo ciego (borracho y poeta)



lunes, 13 de julio de 2009

En el oficio de dejarse matar, no hay que ser exigente.
En otras cosas, si. Esta claro.

martes, 7 de julio de 2009

UNA SIMPLE OSCURIDAD

Regresaban hacía la retaguardia
disparando para no ser disparados.
Nicanor se paro en la mitad
Y mirándolo a los ojos le preguntó:
“¿Tiene sentido?”

Una simple oscuridad
que duraría para siempre
fue la respuesta.

LAS PELOTAS Y LAS ARRUGAS.

“No nos fatigábamos tan fácil
en aquella época”
Comprendía exactamente
lo que me quería decir.
La miré a los ojos
y horizontalmente
respalde con un movimiento de cabeza
su afirmación.

Hubiese agregado
“Nos estamos poniendo viejos”
pero no me dieron las pelotas
ni las arrugas.

domingo, 28 de junio de 2009

Cuando se deja de ser importante para una persona.
Duele.

EL POETA Y EL DIOS.

El poeta maldito clavó el cuchillo
en el corazón del Dios
que todos miraban con amor
desde dos escalones más abajo.
El metal desgarró la piel
como si este Divino sea el más vil de los mortales
y sangró la abertura como si esta herida nunca sanase.

El poeta maldito miró a los ojos al Dios
y saco el cuchillo,
lo dejo caer y sonrió como el mejor asesino.
El Dios resbalo y cayó sobre la plebe,
muchos llorando lo sostuvieron como si fuese lo único en sus vidas
Y así, manoseado y lleno de sudor de otros

el Dios cerro los ojos y simplemente no los volvió abrir.

El poeta desapareció como desaparecen los versos en la memoria del mundo,
La multitud olvido a su Dios y el Dios murió
así como el tiempo que lleva a la eternidad.

domingo, 21 de junio de 2009

PAPÁ

Hoy en la parrillita de una esquina mágica en Almagro
te miré a los ojos y me di cuenta que talvez no somos tan diferentes papá-

lunes, 25 de mayo de 2009

CASI, CASI CAMBIAMOS EL MUNDO.

A veces, cuando empiezo a pensar,
y nos miro a todos, digo:
que hijo de puta el tiempo.
Uno aparece por arte de magia
y muchas cosas por añadidura
vienen bien bien detrás,
por ejemplo que no te pares para hablarme,
o que me mires con cara de desconocida,
parece como que nunca hubiésemos tenido
ese amor tan grande, que casi casi cambia el mundo.
(ojala, por lo menos, sigas leyendo este blog.)

jueves, 14 de mayo de 2009

LO SIMPLE QUE ES TODO.

Ella caminaba relajada por esas calles,
las calles que siempre caminábamos,
íbamos de su casa a la farmacia
y de la farmacia a su casa,
los edificios altísimos,
nunca nos tocaba el sol,
éramos duques,
felices como pocos,
no necesitábamos nada más,
solo llegar, coger y reír.

Que simple todo.

ELLA FUE LA REVANCHA.

Ella fue como la revancha.
Era igual a vos,
hasta la forma de ser,
me miraba distante,
no como vos,
me tocaba de lejos,
no me conocía ni un poco
pero igual yo tuve un tiempo,
un tiempo soñado,
aunque fue mentira,
lo viví con cierto realismo,
como las cosas que pasan
todos los días acá,
pero esta vez con vos
aunque realmente no fueras.

MUERTO JAMÁS.

Hoy quería imaginarme muerto
Y no podía.
Me imaginaba hablando
con el portero del edificio
o jugando una mano de truco
con los viejos timberos
de la plaza de enfrente.
Pero muerto no me imaginaba,
no podía.
Me imaginaba haciendo
cualquier barbaridad,
siendo paseador de perros
o jugando backgammon
con las amigas de mi abuela,
pero muerto no,
muerto jamás.

AHORA QUE QUIERO.

Ahora que cruza la calle la chica que me gusta puedo seguir caminando.
Ahora que la miro a ella en el colectivo y le quiero ir a hablar
Se baja.
Ahora que justo pensaba en volver con ella, ella volvió con él.
Ahora que pensé que era simple decidir entre bañarme o desayunar,
No hice nada.
Ahora que quise leer un libro, me puse a mirar la tele, Tinelli.
Ahora, justo ahora esas cosas que quiero desesperadamente que pasen,
No pasan.

EL LIVING DE DÍA A LA NOCHE.

Y así mire desde una pequeña silla
A través de la ventana que daba al balcón
como el día caía y justo, justo
cuando se estaba por hacer de noche,
el living se hacía de día
y yo no prendía ninguna luz,
ni me movía,
solo se iluminaba todo
y yo seguía sentado.
Era mágico
o
trágico.

ME SIENTO UN PICHÓN.

A veces cuando recuerdo esos momentos juntos me largo a llorar y pienso en lo estupido que fuimos. Ahora me siento en un bar y miro a todas las chicas pensando que seguramente volveré a encontrarte, mientras tomo cerveza y hablo como si fuera un sabiondo de la vida, me pido un whisky, me rió y deliro un poco también. Soy parte de este mundo de rarezas habituales. Bailo en el balcón de casa cuando todos podrían verme y me encierro en el baño a pensar cualquier cosa, sueño siempre lo mismo y amo siempre a las mismas personas. Aunque cambien de cara y de gestos yo tengo mas ojeras que ayer y me siento así de pichón.

martes, 24 de febrero de 2009

SIN PENSAR DESPIDO.

Sin pensar despido el desprecio,
la pieza desprendida del cristal,
las melodías están acá con vos
cuando te beso en el pasado que nunca pasará,
ni hoy, ni mañana, ni nunca más,

los besos del pasado,

los que quedaron en el sillón de casa,
en tu sillón para una persona,
en la cama de huéspedes, en el doblez de las paredes
y en la conjunción de elementos
que pueden guardarse adentro de un prisma gigante

que refracta la luz así…

Como lo negro del color en sí.

UN POETA MALDITO

Un poeta maldito por las distinciones enérgicas de un tango, se lava la cara, todo el cuerpo, los grifos, los ruidos, la mañana y el espejo de un baño en algún lugar claro.
Con tanto frío en verano acá en casa talvez aprenda a ser un hombre primordialmente, como Jerónimo y Pieter, y los grifos de nuevo en la casa vagabunda.

CADA POESÍA ENVUELTA

Cada poesía envuelta en las teorías de vida, experiencias de vida y ella mintiendo. El corazón pudo pasar al lado del hocico del perro que olfateaba con tenacidad la respuesta barata a su soledad.
Te va a ser difícil pasar las horas, aquí ya esta mi corazón, mi corazón, ¿y el tuyo donde fue?

YO MISMO RESPIRO.

Yo mismo respiré
cuando todo estaba en silencio,
en la sátira de tener algo,

una ensalada de rúcula,
un barco pirata de juguete
y hasta las marcas en la cara
en una mañana de domingo,

un pepino o una banana.

DE CHICO IMAGINABA

De chico me imaginaba que había un espacio vacío en el medio de cada manzana, un espacio de tregua entre las vidas, un espacio de redención inhabitable, como una plaza dios o un dios plaza sin árboles ni nada, solo un espacio, era hasta geométrico, lo pensaba una y otra vez y decía que no podía estar todo encastrado. Después, subí a la terraza un día de calor y reconocí mi equivoco palpitar, era un tetris gigante, un tetris de casas horizontal, vivía en un tetris. Yo prefería jugar a las carreras o escamparme alguna cabaña.

SI LLEGASTE PRIMERO.

Si llegaste primero no te pude ver...

Yo siempre estuve aquí,
casi desde el nacimiento,
y todo lo que tardaré en madurar
será la hermosura hecha vida
y el sentido romántico de las mareas
y del balcón que da al pulmón de la ciudad.

KNOCK OUT II

En el ring que me acompaña a todas partes, vos siempre estas esperándome, knock out, knock out, una y otra vez, y el pasado que no pasa jamás y una derrota más en mi azar(como tantas otras). El piso esta acá y yo al lado. Ya no se lo que fui y lo que seré ya me lo dirás en el ring o en alguna pelea callejera de esas que abundan, desearía que lo charlemos en un café, literario si se puede. Yo te dije que tenías razón pero igual seguís haciendo larga la calle, no hay esquinas, ni pibes en la parada,
un sentido romántico de mitad de cuadra.

KNOCK OUT I

Entre las destinadas horas del día y un piano desafinado, el disco que también fue vinilo y el dolor que se hizo púa del tocadiscos aquel, un boxeador escucha y se pregunta donde esta el knock out y el perder y ganar, prefiere ser golpeado al igual que yo y muchas personas más.

QUEBRAR EL CORAZON.

Así como pasaste en el viento de repente,
todo puede ser majestuoso aquí,
ya me estoy olvidando de todo,
romperse una y otra vez,

quebrar el corazón…

Resistir la flexibilidad
y la comicidad plena
por añadidura del sosiego
resplandeciente y eternizado.

Quebrar el corazón.

DECIDISTE LO MÍSTICO.

Decidiste lo místico al igual que yo como en el puente de carcarañá, o en las visitas inesperadas.

LO QUE SOS VOS.

Lo que sos vos y lo que soy yo en todo esto…
Atropellados por el bocinazo del 115 que te avisa que no esta tan bueno cruzarte ante él, es como un dios micro o un micro dios en calle córdoba,
es como la ley de la selva, y la desorientación…

NO ME DIGAS.

No me digas que esto no es así.

Compre un lote de río en el medio del canal.

CARNE AL GATO.

Tiraste un pedazo de carne al gato?

jueves, 12 de febrero de 2009

EL LENGUAJE .

Escribo en una hoja ya usada, tachada, desquebrajada, hasta propiamente hecha basura, la reciclo de alguna manera y le cuento cosas, la lleno de paradigmas que mañana talvez no tengan sentido, ella sabe que yo estoy acá, yo le dije que no duermo, por lo menos de noche, pero en realidad todos sabemos lo que sucede y lo que sucederá. Así como el viento que golpea mi cara cuando pasa un tren, así como el viejo vecino te saluda feliz, así se desvanece el amor, de un día para otro este papel no es mío y todas sus palabras se van con él, me quedo mudo con la posibilidad de hablar, me quedo inmóvil, me quedo ciego y hasta mudo dos veces.

EL CITADOR.

-Ojala nunca me convierta en un “citador”- dijo él.

LA RESPIRACIÓN.

Desvinculado del poder y de mi propio hallazgo respiro fuerte y hasta grotesco a la vez, lo hago varias veces hasta darme cuenta que existo y pienso en ello como tanto pienso en todo, sin final ni respuesta. Pienso en el tiempo que pasé esperando el colectivo en la esquina para ir al colegio y en la cantidad de veces que existí.

LOS LIBROS

Ya llevo perdido dos libros en colectivos de largas distancias, talvez así sea el destino de un libro, viajar y viajar, o talvez así sea mi destino, no tener libros jamás.

LA FELICIDAD.

Ayer me encontré con una persona que me dijo que el hecho de estar feliz es “estar feliz”, no hay otra explicación.

UN PULÓVER.

Dedales y una maquina de coser viejísima, me hiciste un pulóver un día y lo usé un montón de tiempo pero sabes que me acuerdo la plaza en la que lo estrené pero por suerte no recuerdo cuando dejé de usarlo.

EL OTOÑO PREMATURO.

Tardes soleadas de verano, febrero que ya es otoño y tus manos que son más blancas cada día. Tardes, lloviznas, verano, tus manos y el otoño. Debería ser para siempre así, así como deberían ser los días con vos, así…

jueves, 29 de enero de 2009

Tantas otras cosas.

Mi cama no da abasto,
mi cabeza tampoco,
y así tantas otras cosas.

sábado, 17 de enero de 2009

CASTILLITOS

Un pulóver en verano, las medias altas y una bufanda larguísima. Tus piernas que todavía no se cubrieron y mis ojos en la oscuridad de tu cuerpo junto a la arena, la comodidad de encastrar perfecto aquí y tener la pequeña posibilidad de dormir por escasos minutos que se convierten en horas y así talvez en días o en años y ya hemos pasado todas estas estaciones y nuestro harapos son solo reseñas indefinidas del pasar del tiempo o talvez todo lo que vivimos se nos vino encima y nos mostró que la ingenuidad se perdió hace tiempo junto con las hermosas miradas que solíamos tener ya ahora corrompidas por todas aquellas realidades que no quisimos pasar, nadie nos enseño a ser grandes, mi mamá me enseñó a hacer castillitos en la arena

INODORO

Las palabras que dijimos completamente ebrios al aire, los secretos que nos contamos cuando salió el sol, las decisiones que tomamos, las equivocadas decisiones que tomamos cuando nadie las tomaba, nosotros nos tomábamos todo hasta la mediocridad de dudar del poder adquisitivo que poseíamos, todo el futuro era nuestro y lo sigue siendo, lo más seguro es que lo perdamos como todo lo que se pierde en mis bolsillos en las noches que termino gateando al baño, durmiendo en el inodoro renegando con el porque de las cosas, descubriendo las manchas en la loza blanca, formando caritas y hasta constelaciones. Un diminuto universo hecho de pedacitos de caca.

NOCHE

El disco terminó, ya no hay más música. El ventilador marca el pulso de la noche, la cpu distrae al silencio mientras yo insisto en musicalizarlo todo.