viernes, 29 de febrero de 2008

Desamor

La poesía se va perdiendo a medida que todo se hace más y más mierda, mis ojos llorosos odian al mundo y de un día para otro todo se vuelve gris y desamorado, no hay estados medios, la congoja desapareció y con ella la nostalgia, solo hay odio, y odio es lo que puedo darte hoy.

(Cuando ayer te di tanto amor…)

sábado, 16 de febrero de 2008

Azar

Compenetrados, las esquinas de siempre, la oscuridad habitual, el miedo a la luz, la descarga de corazones hibridos que solo conllevan el azul profundo y ese blanco inerte y absoluto. Decidir visitar textos para calmar esa prensión casi mortal en el pecho que por momentos asusta tanto que divierte, el peligro como máximo estandarte y el azar como forma de vida, luchar contra el descansar sin razón, lucha invalida hacia la nada y otra vez la ciudad cambia de color, sin teorías al respecto casi desnudo y otra vez muerto melodías rodean el reciente pánico al sol que junto con mis ganas de enamorarme se van. Todo se va.

lunes, 11 de febrero de 2008

Lunes

Recién despierto y el día es súper largo!

domingo, 10 de febrero de 2008

Cotidianidad

Todo lo que queda por mirar se nos escapa en la cotidianidad.

lunes, 4 de febrero de 2008

Ultimo Recuerdo

Es un día de otoño, nublado, lluvioso, lleno de hojas secas y yo caminaba junto al río, rejunte de agua sucia y almas perdidas. Al seguir voy observando la ciudad llena de luces y edificios, llena de penas y dolor, llena de todo y yo doy vuelta mi cabeza y de haber contemplado los suburbios paso a fijar mi vista sobre las no tan alejadas islas, perdidas en invierno, prendidas en verano son las que me llevan a pensar en aquellas cosas olvidadas, aquellas cosas que dejamos atrás, sigo dejando mi caminar atrás y sigo, me dirijo hacia el oscuro barrio de Pichincha, hago una curva y me introdujo en él, en el barrio del tango y el conventillo, miro sus calles y miro su entorno azul y gris, miro mi sendero y sigo caminando, la estación perdida de Rosario C; el cartel prohibido y la calla Callao, grandes lugares con los que me cruzo y en los que recuerdo aquellas andanzas, aquellas anécdotas y aquellas almas que esperaban el ruidoso y tardío tren, hoy Pichincha ya no escucha ese sonido, el del ferrocarril. Sigo caminando y a lo lejos la bajada, aquí la hermosa plaza, hoy olvidada, me paro en medio de ella y observo el banco que yo solía frecuentar a leer aquellos hermosos poemas del sr. Morrison y a escuchar dentro de mi cabeza las grandes melodías de aquel Astor Piazzolla e inventar junto a eso, historias en las cuales yo podía ser invencible y hoy lo frecuento pero solamente para pensar, solamente para poder recordar aquellos momentos felices de mi vida y así poder esperar la muerte feliz, hasta mañana o hasta siempre que me puedas recordar…


Maximiliano Calvo – Año 2004 - Rosario

sábado, 2 de febrero de 2008

E.T.P.A

Noche que no termina, se hace día y a su vez no termina. Voy tranquilo y bien acompañado, pasado pero bien parado, solo intento evitar miradas que incriminan. Mi corazón palpita rápido, por momentos duele y me asusto, mi cabeza viaja veloz y mis pensamientos me chocan.
Descomponer todo tipo de complejidad sonora, simpleza cerebral y un poco de amor para estos instantes. Decisiones previas a morir nuevamente, dos corazones rotos por la realidad y un poeta culpable y mediocre junto a otro desamorado y realista, una ciudad que recién despierta, otro tipo de visión para personas sensibles.
La clandestinidad quedo atrás y ahora el sol ilumina el barrio, se ve de otra manera, esta desgastado pero disfrazado como todos en él. Personas jugando a ganarse la vida, personas tratando de disfrutar la vida, varias formas de llegar a ella y yo le pregunto a Juan: “¿queda más?”.

Elige tu propia aventura, yo ya elegí la mía.